Romper el silencio en cuanto a la incontinencia urinaria es el primer paso para poder tratarla
Sólo entre el 15 y el 40 por ciento de las mujeres con problemas de continencia solicitan la ayuda de un profesional. Acudir al médico cuando la intensidad de los síntomas es leve permite adoptar estrategias preventivas o tratamientos conservadores que reducen el impacto sobre la calidad de vida.
La incontinencia urinaria es uno de los trastornos más ocultados por las españolas. De hecho, algunos estudios desarrollados en nuestro país muestran que debido a este silencio tan sólo entre el 15 y el 40 por ciento de las mujeres con problemas de continencia solicitan la ayuda de un profesional. Hoy, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, los especialistas invitan a quienes se encuentran en esta situación a proteger su bienestar y mejorar su día a día acudiendo a la consulta del médico.
El primer paso para terminar con el tabú en torno a la incontinencia urinaria es conocer los motivos que se esconden detrás de este silencio generalizado. Según los expertos, la mayoría de las mujeres que optan por callar y no compartir que sufren pérdidas de orina lo hacen debido a tres razones: consideran que se trata de un problema demasiado íntimo como para exponerlo ante los demás, lo asocian a un proceso normal ocasionado por el paso del tiempo debido a que han conocido otros antecedentes familiares o, por último, opinan que no se puede tratar eficazmente.
Sin embargo, la realidad es muy distinta y la actuación temprana es fundamental. A pesar de que en la fase inicial del trastorno los síntomas son leves y únicamente se sufren pequeñas fugas (por ejemplo, al estornudar o reír), a medida que pasa el tiempo la intensidad de éstos va en aumento y también su impacto sobre la calidad de vida de la mujer, especialmente a partir de la menopausia. Además, a las pérdidas asociadas a la incontinencia urinaria de esfuerzo se suman las que se asocian a sensación de urgencia, de no llegar al baño. En definitiva, la doctora Marta Simó González, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Sant Pau de Barcelona, explica que la mujer “se va adaptando al empeoramiento de los síntomas paliando las consecuencias del escape, modificando su ritmo y calidad de vida y limitando su vida social y de relación”.
El doctor Oriol Porta Roda, jefe Clínico de Ginecología del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sant Pau de Barcelona, advierte del peligro de llegar a este punto y anima a pedir ayuda antes de que sea tarde, ya que “en muchas ocasiones acudir al profesional cuando la intensidad de los síntomas es leve permite adoptar estrategias preventivas o tratamientos conservadores que mejoran la sintomatología y pueden frenar la progresión de los mismos”. Para ello, la mujer debe visitar al médico de Atención Primaria o a su ginecólogo cuando comienza a sentir que los síntomas están ocasionando problemas de naturaleza personal, social o higiénica.
Respecto a las medidas encaminadas a evitar la aparición y progresión de la incontinencia, el doctor Porta Roda aconseja incorporar ciertos cambios al estilo de vida, como “ejercitar los músculos del suelo pélvico con ejercicios de Kegel, acudir al baño de forma regular, cuidar los hábitos dietéticos con una alimentación adecuada sin excesos de picantes, teínas o cafeínas y evitar el tabaco y el sobrepeso o la obesidad”. Por su parte, la doctora Simó González añade el valor de las revisiones ginecológicas en las que se realiza una valoración del suelo pélvico.
La confianza con el especialista, un aspecto clave
Para comprender el secretismo existente en torno a este tema es importante saber que es habitual que la mujer oculte su problema incluso a su pareja, una de las personas con las que más confianza puede tener.
Para ayudar a las mujeres a superar la reticencia a comunicar su situación, los médicos deben mostrar su interés y proximidad a la paciente para ganarse su confianza ante la sospecha de que sufre pérdidas. La doctora Simó González insiste en que para conseguirlo es crucial “abordar el problema con naturalidad, como otro cualquiera, para intentar eliminar la connotación de vergüenza que muchas veces acompaña a estas mujeres”. El doctor Porta Roda coincide en que la actitud del facultativo es importante y “en ningún caso debe tratar este problema como un problema menor. Además, debe demostrar que sabe lo que tiene que hacer ante un problema de este tipo”.
Por último, ante la falta de iniciativa de la paciente para contar al médico su problema, los profesionales se muestran de acuerdo en que de manera rutinaria el ginecólogo debe preguntar a ésta acerca de sus síntomas urinarios y cómo afectan a la calidad de vida. Una manera de conocer estos aspectos es indagar sobre el uso de medidas de protección (como salvaslips), ya que esta información dará la clave para continuar y afinar la conversación durante la consulta.