El hábito de fumar en la mujer

El consumo de tabaco es responsable de casi una de tres muertes por cáncer. Miles de mujeres morirán este año de cáncer del pulmón, sobrepasando considerablemente al cáncer del seno como principal causa de muerte por cáncer en las mujeres. Casi el 90% de estas muertes se deberán al hábito de fumar. Se ha descubierto que el fumar es más popular entre las mujeres más jóvenes que las de mayor edad. Ésta es una tendencia alarmante que afectará la salud futura de estas mujeres jóvenes

El fumar no sólo aumenta el riesgo de cáncer del pulmón, sino que también es un factor de riesgo para otros cánceres, como:

  • Cuello uterino.
  • Boca.
  • Laringe (caja sonora).
  • Faringe (garganta).
  • Esófago.
  • Riñón.
  • Vejiga.
  • Páncreas.
  • Estómago.

Además, el hábito de fumar está asociado con algunas formas de leucemia.

El hábito de fumar aumenta su riesgo de enfermedad cardiaca y derrame cerebral

Las mujeres que fuman aumentan en gran medida su riesgo de tener ataques al corazón (causa principal de muerte entre las mujeres) y derrames cerebrales. El riesgo aumenta con el número de cigarrillos fumados y el tiempo que la mujer ha estado fumando. Aunque la mayoría de las mujeres que mueren de enfermedad cardiaca han pasado por la menopausia, fumar aumenta el riesgo mayormente en mujeres jóvenes que en mujeres de edad avanzada. Algunos estudios indican que fumar cigarrillos incrementa aún más el riesgo de enfermedad cardiaca en mujeres jóvenes y que estén tomando pastillas anticonceptivas.

El hábito de fumar es perjudicial para sus pulmones

Fumar causa daño a las vías respiratorias y a los sacos de aire diminutos que se encuentran en los pulmones. Además está asociado con tos crónica y respiración sibilante. Más del 75% de las muertes por bronquitis crónica y enfisema, lo que juntas se conoce como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (COPD, por sus siglas en inglés), son causadas por el fumar. El riesgo aumenta tanto con la cantidad de cigarrillos fumados diariamente como con el tiempo que lleve fumando la mujer. Las mujeres de 35 años o más que fuman tienen casi 13 veces más probabilidad de morir de bronquitis o enfisema que las no fumadoras. Fumar cigarrillos bajos en alquitrán o “light” no reduce estos riesgos ni ninguno de los otros riesgos a la salud asociados al tabaco.

Fumar causa otros problemas de salud

El fumar puede causar o empeorar la pobre circulación de la sangre en los brazos y las piernas (enfermedad vascular periférica o PVD, por sus siglas en inglés).  Esto puede limitar las actividades diarias, tal como caminar. Peor aún, la cirugía para mejorar la circulación sanguínea a menudo no es eficaz en las personas que siguen fumando. Debido a esto, muchos médicos que hacen cirugías en los vasos sanguíneos (cirujanos vasculares) se niegan a realizan cirugías en pacientes con PVD a menos que ellos dejen de fumar. Dejar de fumar reduce el riesgo de PVD. En las personas que ya padecen de PVD, dejar de fumar mejora las probabilidades de que el tratamiento sea eficaz.

Las mujeres fumadoras, especialmente tras haber pasado por la menopausia, tienen una densidad ósea menor (adelgazamiento de los huesos) y un mayor riesgo de fractura de huesos, incluyendo fractura de la cadera, en comparación con las mujeres que no fuman. También pudieran tener un riesgo mayor de artritis reumatoide y cataratas (opacidad de la lente ocular), así como de degeneración macular relacionada con la edad, lo que puede causar ceguera.

Fumar afecta la salud del sistema reproductor femenino

El consumo de tabaco puede dañar la salud del sistema reproductor femenino. Las mujeres que fuman tienen una probabilidad mayor de confrontar problemas para quedar embarazadas. Las fumadoras llegan más jóvenes a la menopausia que las no fumadoras y puede que tengan síntomas molestos mientras pasen por esta etapa.

Además, fumar puede causar problemas durante el embarazo que pueden afectar tanto a la madre como al bebé. Las fumadoras tienen un riesgo mayor de que la placenta (el órgano que protege y por el cual el feto en crecimiento se alimenta) crezca muy cerca de la abertura del útero. También tienen una probabilidad mayor de ruptura de membrana prematura y placentas que se separan del útero muy prematuramente. Esto puede traer como consecuencias hemorragia, parto prematuro y una cesárea de emergencia. Las fumadoras también tienen más probabilidad de aborto espontáneo y parto de feto muerto.

Fumar puede afectar la salud de su bebé

Primero que nada, hasta el 5% de las muertes infantiles se hubiesen podido prevenir si las mujeres embarazadas no hubiesen fumado. Más del 10% de las mujeres fuman a lo largo de su embarazo, y algunos estudios indican que este porcentaje es 16% o más. El fumar está asociado con un riesgo mayor de parto prematuro y muerte infantil. La investigación también sugiere que los infantes de madres que fuman durante y después del embarazo tienen una probabilidad de dos a tres veces mayor de morir del síndrome de muerte súbita (SIDS) en comparación con bebés nacidos de madres que no fuman. El riesgo de SIDS es algo menor para los bebés cuyas madres dejaron de fumar durante el embarazo, incluso si comenzaron a mujer nuevamente después del parto.

De las mujeres que logran dejar de fumar durante el embarazo, sólo una de cada tres permanece sin fumar tras un año después del parto. Los bebés de las madres que no fuman tienen el riesgo más bajo de SIDS.

Fumar durante el embarazo causa que al menos uno de cinco bebés nazcan con bajo peso. El fumar durante el embarazo disminuye el crecimiento del feto.  A menudo, esto causa que los bebés tengan problemas de salud como consecuencia del bajo peso al nacer. Las mujeres que dejan de fumar antes de quedar embarazadas reducen el riesgo de tener un bebé de bajo peso al mismo nivel de las mujeres que nunca han fumado. Incluso las mujeres que dejan de fumar durante los primeros tres a cuatro meses de embarazo tienen bebés mucho más saludables que aquéllas que siguen fumando.

Muchas mujeres pueden dejar de fumar durante el principio del embarazo. Sin embargo, a las mujeres que padecen de trastornos de estado de ánimo, tal como depresión, a menudo se les hace más difícil dejar de fumar. Las investigaciones han encontrado que entre un tercio y la mitad de las mujeres que fuman durante el embarazo tienen un trastorno del estado de ánimo. Puede ser más difícil tratar con medicamentos a las mujeres embarazadas que padecen de depresión, ansiedad o abstinencia de nicotina debido a que preocupa los efectos dañinos que pueden causar los medicamentos al feto. El asesoramiento y la terapia de salud mental pueden ayudar a algunas de estas mujeres. Si la mujer no puede dejar de fumar con terapia, puede que quiera hablar con su médico sobre medicinas que ella puede tomar durante el embarazo.

Después del nacimiento de un bebé, algunos químicos perjudiciales que se encuentran en el tabaco también se le pueden pasar al bebé a través de la leche materna. Esto puede afectar al bebé inmediatamente. Por ejemplo, los bebés que fueron amamantados por madres que han fumado duermen media hora menos que los bebés de las madres que no fuman (esto se midió por 3½ horas justo después de la lactancia).

Si usted deja de fumar durante el embarazo, no vuelva a fumar de nuevo después del nacimiento del bebé. Cuando sienta la tentación de comenzar a fumar, busque ayuda inmediatamente. Además, recuerde que los padres que fuman tienen una mayor probabilidad de tener hijos que fuman. Por lo tanto, si usted se mantiene sin fumar, habrá una mejor probabilidad de que su hijo nunca comience a fumar.

El humo de segunda mano puede afectar la salud de sus hijos

Los estudios reportan que los niños mayores cuyos padres fuman se enferman con mayor frecuencia. Sus pulmones se desarrollan menos que los de los niños que no viven alrededor de fumadores. Contraen bronquitis y neumonía con más frecuencia. Tosen más y tienen respiración sibilante en mayor grado. Fumar también puede desencadenar un episodio de asma en el niño. Más del 40% de los niños que acuden a la sala de urgencias debido a asma viven con fumadores. Un ataque severo de asma puede causar la muerte.

Los niños que viven con padres fumadores también contraen más infecciones de los oídos. A menudo, esto causa acumulación de líquido en sus oídos y puede que ellos necesiten una cirugía para drenar sus conductos auditivos. Algunos de estos problemas pueden parecer insignificantes, pero éstos se van acumulando rápidamente: piense sobre los gastos, las visitas al médico, las medicinas, las ausencias en la escuela, y a menudo las ausencias en el trabajo del padre o la madre que tiene que llevar al hijo al médico. Además, esto no incluye las molestias que tiene que pasar el niño.

Fuente: Sociedad Americana de Cáncer.