Lencería: la segunda piel
Las nuevas colecciones de ropa interior atienden tanto a los delicados y sensuales diseños como a la comodidad y a la salud. La lencería no se viste para gustar sólo los demás, también para sentir ese cálido confort que ofrecen los diseños románticos o los embellecidos con blondas y encajes.
Mientras que en los 70 las mujeres rechazaron el sujetador para abanderar su libertad, en los años 90 utilizaron la lencería sexy para poner de manifiesto el culto al cuerpo y realzar el busto.
Ahora, los diseñadores apuestan por piezas confortables que se adaptan sobre la anatomía como una segunda piel, en colores neutros y tejidos ligeros, discretos y que sean prácticamente invisibles.
Las mujeres consumen más ropa interior, tienen conjuntos para hacer deporte, para lucir con ropa de fiesta o para ir a la oficina, pero a su compra destinan un presupuesto menor que en años anteriores.
Al hilo de las tendencias que se mueven en el mundo de la moda, la firma de lencería Calvin Klein ha creado sus distintas colecciones con diseños sin costuras y encajes que evitan las marcas.
Victoria’s Secret apuesta por conjuntos de braga y sujetador con colores divertidos y frescos, donde las rayas, los dibujos y los motivos florales tienen un lugar privilegiado.
Sin embargo, Vanity Fair propone el retorno de los tonos “nude”, “beige” y marrón chocolate para una ropa interior de aire “retro” con encajes.
La firma Woman Secret apuesta por el color negro en delicados encajes que, junto con lycras semitransparentes, utiliza para crear prendas sensuales.
La Perla, en su línea más sofisticada, triunfa con sujetadores con forma de zig-zag, encajes negros y transparencias, mientras que en su línea, más formal y sobria, predominan los sujetadores con tirantes anchos, prácticos para los pechos más grandes y bragas altas.
El diseñador Andrés Sardá se inspira en el Olimpo griego para vestir a la mujer con encajes combinados con raso de seda, corsés y seductores ligueros . Los sujetadores aparecen adornados con detalles de perlas, terciopelo o cristal de Swarovski, elementos que también inspiran sus “tops” y “bodis”.
Lo más deseado en lenceria
Christian Dior, que en su última colección de alta costura mostró sin pudor una lencería inspirada en l los años 50, ha puesto de moda prendas tan íntimas como el “coulotte”, el “bodi” y el “bustier”.
El “coulotte”, pantalón muy cortito y ceñido que llega hasta el nacimiento de la nalga, roba el protagonismo a la tanga, mínima expresión de la lencería, que durante años, sin pasar desapercibido, ha sido invisible bajo prendas ajustadas y un reclamo de libertad para las más jóvenes.
Ahora, los diseñadores se han propuesto recuperar el “bodi”, prenda de uso interior, nacida en el siglo 18 para modelar la figura a base de gruesas costuras y alambre.
Esta pieza la retoma Christian Dior cuando creó la cintura de avispa con la estética del “New Look”. A partir de ese momento, el corsé fue tan venerado por embellecer la anatomía femenina, como odiado por su opresión. Hoy, expuesto en la mayoría de los escaparates, es deseado por su contenido erótico.
El “bustier”, corpiño ajustado que cubre el abdomen y realza el pecho gracias a su pronunciado escote, fue recuperado del interior de las damas de la corte francesa y expuesto al exterior por Yves Saint Laurent en los 70. La tendencia marca combinarlo con ligueros para potenciar su lado más sexy y sensual.